Brevemente comparto contigo, querido lector, querida lectora, tres actitudes clave de la espiritualidad salesiana presentes en el documento final del Sínodo de los obispos sobre “los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”.
Escuchar
El estilo educativo-pastoral salesiano se caracteriza por la presencia. El educador salesiano se pone a disposición del joven, está presente en los momentos formales y sobre todo en los momentos informales. En todo momento está atento para escuchar las demandas de ayuda, las dudas… tanto si lo pide con palabras o si lo intuye por sus gestos y reacciones.
El documento final de Sínodo sobre los jóvenes ha tenido la capacidad de escuchar a los jóvenes de diferentes maneras: encuestas, presencia en la asamblea… Los educadores salesianos de hoy y la Iglesia tenemos que seguir escuchando a los jóvenes, incluso tenemos que escuchar sus críticas y las experiencia de jóvenes que no quieren saber nada de la Iglesia por distintas experiencias negativa, en algunos casos.
En el pasaje de los discípulos de Emaús el Señor camina con sus discípulos y les escucha su experiencia personal y su interpretación de los hechos, aunque no sea la correcta y sean “torpes y necios”. El documento final nos recuerda que Jesucristo actúo con su pueblo con una “presencia constante y cordial” y “una ternura sin confines”.
Acompañar
Desde hace tiempo estamos redescubriendo la importancia que tiene el acompañamiento. También hemos descubierto cómo en la espiritualidad salesiana estaba presente de diferentes modos en la vida de Don Bosco: a través del sacramento de la reconciliación, de la palabra al oído, de la asistencia del educador…
Hoy la Iglesia, en el documento final del Sínodo, nos lo recuerda con meridiana claridad. Es necesario “acompañar para alcanzar opciones válidas, estables y bien fundadas”. “Hacerse presente, sostener y acompañar el itinerario hacia opciones auténticas es para la Iglesia un modo de ejercitar la propia función materna generando a la libertad de los hijos de Dios”.
El acompañante tiene que tener unas características que cada educador debería revisar a la luz del número 102 del documento final del Sínodo.
Discernir
Nos recuerda el documento final del Sínodo que el discernimiento en sentido general indica el proceso en el que se toman decisiones importantes buscando en ellas la voluntad de Dios y escuchando la situación concreta en la que se encuentra cada persona. En esta tarea personal es bueno contar con guías expertos que orienten el camino personal.
Podemos decir que Don Bosco fue un maestro en el arte del discernimiento. Ayudó a cada joven a descubrir lo que el Señor le pedía dejando libertad para su decisión personal, pero orientando su vida desde la realidad concreta que vivía cada chico. Pensemos en el proceso seguido con Besucco, Magone o Domingo Savio.
Querido educador, querida educadora te invito a que escuches siempre a los jóvenes, a que les acompañes en su procesos vitales y de fe y a que les ayudes a discernir qué es lo que el Señor les pide en su vida. De esta manera estaremos en la mejor tradición salesiana y en sintonía con lo que piden hoy los jóvenes a la Iglesia y seguramente a los salesianos.
Óscar Bartolomé Fernández