Espejo de mis sueños

1 junio 2000

En estos años, en los que la moda impone la ley de las apariencias, el mirarse al espejo adquiere el sabor de un desafío, consigo mismo y con los demás. La vanidad se ha instalado en nuestro tiempo. Más aún, el que no cuida su presentación y no tiene una continua consideración de sí mismo es considerado como un tipo raro. El truco está en saber mirarse al espejo. El simple gesto de mirarse al espejo puede servir a cada uno para reflexionar sobre su propia persona y sus propios pensamientos.

 

1            Durante el día, te miras al espejo:

A     A lo más, dos veces.

B     Más o menos, cinco veces.

C     ¡Diez veces o más!

 

2     Tu espejo ideal es:

B     ¡Grande como una pared!

C     Portátil, para tenerlo siempre a mano.

A     El que encuentras a mano. Te conformas con las lunas de los escaparates.

 

3     El espejo revela:

C     Los defectos del quien se mira en él.

B     Los humores y los pensamientos.

A     La vanidad de la existencia.

 

4     Antes de un encuentro importante te miras al espejo:

A     Algunos segundos, solo para ver si estás presentable.

B     Algunos minutos, para dar los últimos retoques.

C     ¡Horas y horas, para llegar a sentirte verdaderamente fascinante!

 

5     Empareja el espejo con uno de estos personajes de fantasía:

B     La reina Grimilde (la bruja cautiva de Blancanieves).

A     Dorian Gray (Óscar Wilde, El retrato de Dorian Gray).

C     Narciso (personaje mitológico, que se miraba en el espejo del agua).

 

6     Prefieres mirarte al espejo:

A     De la cabeza a los pies.

B     Solo el rostro.

C     Solo algunas partes: piernas, brazos, cabeza, según las circunstancias.

 

7     El espejo, según las personas supersticiosas, es un símbolo del mal:

A     No. Eso es una solemne majadería.

C     Sí, porque trae mala suerte, cuando se rompe.

B     Quizás, porque el que se mira con frecuencia al espejo podría llegar a convencerse de que es el mejor y de que se puede bastar a sí mismo.

 

8     Te miras al espejo y te encuentras:

C     ¡Bellísimo, el mejor que existe!

B     Un tipo que ha de mejorar mucho todavía.

A     Unas veces, estupendo y otras, una vulgaridad.

 

9     ¿Cuántas veces, al mirarte te has sumergido en pensamientos profundos?:

C     Nunca, lo único que me preocupa es acicalarme lo mejor posible.

A     Con frecuencia, sobre todo, cuando me miro a los ojos.

B     Alguna vez, cuando he atravesado momentos difíciles.

 

10   ¿Te haces muecas al espejo?:

A     Sí, y me río con ganas.

C     No, eso no me parece bien en personas normales.

B     A veces, en plan de broma.

 

             Corrección e Interpretación

 

            ¡ Mayoría de A: ¡Espejo mío, no te conozco!

 

No huyes cuando te encuentras frente a un espejo, pero realmente no pierdes el tiempo permaneciendo horas y horas mirándote en él. Para ti el espejo es simplemente una parte del mobiliario de tu habitación. Tienes una buena relación contigo mismo, que no necesita de la confirmación de una imagen reflejada. Intentas dar a cada cosa su justo peso, también a tu «yo», no concediendo valor a aspectos negativos como la vanidad o la superficialidad. De todos modos, alguna vez párate a observar tu imagen reflejada. Te puede ayudar a mirarte dentro, a conocerte a fondo y a descubrirte… ¡más bello de lo que te parece!

 

            ¡ Mayoría de B: Vanidoso/a al 50%

 

Algunas veces, te dejas vencer por la vanidad y te pasas el rato mirándote al espejo en todo tu esplendor. Después de estar un rato ante el espejo, todos se encuentran estupendos, perfectos, sin ningún defecto (no sólo físico sino también de carácter). El problema es que se ve solo la imagen reflejada de sí mismo, o sea, lo que querríamos ser o pensamos que ya somos. La realidad es algo diferente. Por tanto, en vez de deleitarte en lo que no eres, aprovecha los momentos que pasas ante el espejo para analizarte críticamente. Te encontrarás menos bello, pero más satisfecho.

 

            ¡ Mayoría de C: Narciso

 

Más que descendiente de Adonis, lo eres de Narciso, que pasó toda su vida mirando su bellísima imagen reflejada en el agua. ¡Tienes tanta vanidad que sería suficiente para repartirla entre todos los habitantes de tu barrio! Realmente no puedes pasar tus días mirándote en cualquier espejo que encuentras a tu paso. La apariencia no es el todo. Procura pensar que dentro de 20, 30 ó 40 años tu aspecto ya no será tan hermoso. Entonces, ¿qué te quedará? ¿En esos momentos, cuáles serán para ti las cosas importantes? Más que mirarte al espejo, esfuérzate en mirar dentro de ti y también a tu alrededor.

 

M.T. BROT, Dimensioni Nuove 4(2000), 56.

 

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