Hablar y actuar

1 abril 2003

Numerosos grupos de jóvenes están viviendo y actuando cada día desde el Evangelio…. A veces no nos enteramos, pero es así.

Como ejemplo, traemos aquí el siguiente manifiesto que elaboraron los grupos de jóvenes cristianos de Daimiel con motivo de la jornada de Manos Unidas 2003.

 

Un año más nos reunimos en el día de Manos Unidas,

día en el que públicamente nos manifestamos, denunciamos y rechazamos.

Los jóvenes cristianos de Daimiel queremos presentar hoy nuestro manifiesto

en esta jornada de reflexión por el hambre, por el desarrollo y por la paz.

Nos manifestamos desde un punto de vista cristiano

para ayudar al hermano, no únicamente de forma humanitaria

sino a través del lazo fraternal por el que estamos unidos mediante Jesucristo.

Son nuestros hermanos los que pasan el hambre, de pan y de hermandad,

son nuestros hermanos, más lejos o más cerca, los que cada día «mal duermen»

con el gran interrogante del mañana, de los suyos, de sus pueblos, de sus vidas.

Creemos que el camino de Paz ha de pasar por el logro

de un crecimiento en las posibilidades, en los valores,

por un desarrollo integral y no de mínimos ni de supervivencia

al amparo de lo que a los demás nos sobra.

Buscamos una paz que defina a los hombres y mujeres

de todos los puntos del mundo como iguales, con los mismos derechos,

con las mismas oportunidades de soñar en ser alguien.

Para encontrarla debemos hallar el camino sin problemas ni sufrimientos,

en el que no tengan cabida el materialismo, la hipocresía, ni el egoísmo,

sino todo lo contrario, un mundo lleno

de emociones, sentimientos, ilusión, y sobre todo esperanza,

para poder aunar nuestro amor y que la comunidad esté unida.

Nosotros, que vivimos en un mundo de privilegios,

oportunidades, y multitud de recursos,

seguimos siendo soñadores a la luz de Jesucristo y de su evangelio,

y nuestro ímpetu nos sigue moviendo a denunciar las situaciones

de gente como nosotros que sufre, padece y desespera en días

de incierto futuro, de poca esperanza,

y que reclama de nosotros la solidaridad, nuestra hermandad,

nuestra voz y nuestro compromiso.

Los jóvenes cristianos manifestamos la necesidad del resurgir

de todos nuestros hermanos, hijos de Dios, de cualquier parte del mundo,

del despertar de la savia nueva,

de la ilusión del mañana, de la paz de los pueblos,

todo desde la diaria preocupación solidaria de la justicia.

Necesitamos tu ayuda para formar el camino, recorrerlo juntos

y juntos afrontar las dificultades que hallemos en él.

Sólo así alcanzaremos el desarrollo que es el verdadero camino para la Paz.

 

¿Qué no se nota todo esto? Quizás la presencia de estos jóvenes es como la de la levadura en la masa o la de la sal en el agua. Tal como pedía Jesús. Tal como él mismo hacía. Tal como todos podemos hacer.

Cuaderno Joven

 

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