La primera decepción

1 septiembre 1997

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Ahora que comienza el curso, millones de jovencitos, que entran en la Secundaria, se llevará¡ toda una sorpresa y un disgusto. Y no es porque los nuevos planes de estudio sean más duros, porque se necesite un camión con remolque para llevar los libros, cuadernos y material escolar recomendados, o porque, al haber menos alumnos por aula, les resulte más difícil hacer novillos.

 

El desencanto es más profundo. Y es que los nuevos alumnos, nada más entrar en el institutito se van a hacer una pregunta trascendente: «¿Dónde está mi taquilla?». ¿Taquilla?… Sí, ese armario metálico y personal en el que se guarda la ropa de deporte, las chuletas, el balón y o la caja de lapiceros. Lo vemos a diario en todas las comedias juveniles que nos ofrecen por televisión. Y de un modo más repetitivo y cotidiano en Salvados por la campana, serie que lleva años en antena que ha creado una cultura de comportamiento y también de expectativas y sueños.

 

«¡Qué ganas tengo de llegar a Secundaria!», se dicen estos adolescentes, pensando en emular Zack o a Kelly; pero «¿mi taquilla?». Esta es la gran pregunta y la primera decepción existencial de un adolescente español (lo del primer amor llegará más tarde y no es tan importante como la taquilla) que está en camino de hacerse hombre o mujer, tal vez «joven televisivo» para toda la vida.

 

Y claro, en su colegio español no hay taquillas donde coincidir con la chica de al lado e invitan, al cine (también se darán cuenta de los autocines son ciencia-ficción), no hay un bar-burguer todo terreno, no hay altavoces en los pasillos para oír las gracias del director y tampoco hay animado ras. ¡Qué fraude!…

 

¿Cómo podremos elegir a la pareja del año, la perfecta pareja a imitar y envidiar en positivo, que siempre está formada por la jefa de las animadoras y el capitán del equipo de fútbol?…

 

Si empezamos a quitar a los adolescentes sus mitos, ritos y referencias vivenciales -adquiridos en la tele-, no haremos más que añadir confusión a esa etapa especialmente confusa, donde ellos creían que ya tenían algunas cosas claras y se preparaban para ellas.

 

Y luego está lo del baile de fin de curso, el smoking, el vestido de gala, «la noche más importan te de mi vida, mamá»:.., pero ése es un tema aparte, que dejaremos para más adelante, para cundo se recuperen de su primera decepción escolar adulta: «¿Mi taquilla?»

 

J. M. Plaza

PARA HACER

 

  1. Esta crítica de televisión es de hace un año («El Mundo», 15.10.96), pero la realidad que critica sigue siendo actual. ¿Quées loque nos dice? ¿Qué importancia tienen los modelos?
  2. ¿Qué imágenes se ofrece de los adolescentes y jóvenes en las series de televisión? Repasar las que ahora están en antena o las que sehan repuestoen el verano. Analizar algún fragmen­to.
  3. Hacer un esquema de un guión de una serie juvenil para la televisión: personajes, valores, si­tuaciones, etc.

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