La victoria de Caty

1 abril 2001

«Una chica mallorquina de 25 años, Caty Sa­lom, afectada de una esclerosis lateral amiotró­fica que deja inválida completamente a la perso­na, ha conseguido, antes que la enfermedad aca­base con su vida, escribir un libro de 165 pági­nas. Caty dictaba las letras con el movimiento de sus párpados, siguiendo un código previa­mente aprendido por sus familiares. De esta manera han logrado transcribir el libro».

No sé si el libro llegará a editarse para el gran público. No es eso lo verdaderamente importante. Lo que vale la pena resaltar es el esfuerzo de una joven por vencer sus enor­mes dificultades. ¡Cuánta fuerza de volun­tad, cuánto espíritu de superación y cuánta constancia para saltar un muro que parecía infranqueable!

Hay personas que con frecuencia se aho­gan ante pequeñas dificultades o contrarie­dades sin importancia. Otras, como Caty, tienen la valentía y el coraje de enfrentarse a su destino para no dejarse vencer por él.

Caty es una buena maestra de la tenaci­dad y la capacidad de esforzarse para con­seguir lo que uno se propone en la vida.

Cabe también destacar el valor liberador y consolador de la escritura.

Cuando una dificultad nos ahoga pode­mos caer en la tentación de convertirla en el centro de nuestro pensamiento. Este pen­samiento reiterativo y el no distanciamien­to hacen que la dificultad se agrande.

Una buena manera de vencer las dificul­tades es distanciarse de las mismas, verlas con perspectiva y hasta dejarse llevar por la imaginación y la fantasía.

Cuando una persona padece una enfer­medad, aunque hay que admitir que en ocasiones esto resulta muy difícil, conviene hacer el esfuerzo por apartarle del centro de atención de sus pensamientos para po­tenciar aquellas partes de su persona que no están afectadas.

Caty ha sabido aprovechar su mente cla­ra y el movimiento de sus párpados para dejar volar los sentimientos y la fantasía y reflejarlo todo en un libro. De esta manera el sufrimiento se diluye y pasa a un segun­do plano, en alguna medida, ante el deseo ilusionado de escribir que se convierte en un verdadero centro de interés.

 

PARA TRABAJAR Y ORAR

  1. Leer el testimonio de Caty y comentarlo.
  2. Vivir la experiencia de Caty. Crear un código. Una persona del grupo comunica un mensaje cor­to a los demás con el simple movimiento de los párpados. Repetir la experiencia… Analizar después lo sucedido: sentimientos, acciones significativas, reflexiones…
  3. Buscar y contar casos reales de personas, pequeños «héroes» como Caty, que no se han hun­dido ante dificultades de muy distinto tipo.
  4. Hacer un doble listado de dificultades reales, de problemas gordos de jóvenes de nuestra edad. En paralelo, escribir nuestras dificultades y problemas. Hacer «hablar» a las dos listas. 5. ¿Qué problemasvivo actualmente y cómo reacciono ante ellos? ¿Cómo voy de voluntad? ¿Cómo la educo; con qué medios la voy haciendo crecer?
  5. En un clima de oración, meditar esta frase u otra parecida: Los pobres son la palabra de Dios, sa­cramento vivo de Cristo. (Leer, si es necesario, Mt 25, 34-40).
  6. Visitar algún centro de enfermos. Tras colaborar en alguna labor, dialogar con alguna perso­na que está en contacto diario con ellos.

 

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