[vc_row][vc_column][vc_column_text]Había una vez una tierra en la que habitaban tres tribus:
La tribu de los «ja-ja-ja»
Eran amantes del juego, de la fiesta, de la broma, de la risa… Para ellos todo era una «gran juerga». No distinguían los momentos, no les iba el trabajo serio. El «Líder» era el que se reía más fuerte y de más gente. En aquella tribu servía todo con tal de reírse: las trampas, aprovecharse del otro, la hipocresía… Entre sus miembros había chulos, «toma-pelos», pasotas, vividores y bebedores, aprovechados, insolidarios, amantes de las bromas pesadas, superficiales, indiferentes ante la desgracia del prójimo… Parecían felices, pero no lo eran. Algunos disimulaban así sus problemas (paro, divorcio, enfermedad…), la falta de afecto y cariño de sus familiares y amigos, su personalidad poco construida… En aquella tribu no había sitio para «niños», los pobres, los parados, los últimos, los enfermos, los ancianos, los diferentes… porque todos se reían de ellos y se les marginaba.
Las cosas cambiaron cuando vino una gran tormenta que arrasó el poblado y todos sintieron la necesidad de colaborar en su reconstrucción. Y además el «líder» «enfermó» y pidió que le cuidaran.
La tribu de los «Machacas»
Eran serios, trabajadores, responsables… pero no sabían hacer fiesta, ni juego. Se habían olvidado hasta de sonreír. En su diccionario no aparecía la palabra alegría. En aquella tribu todo era trabajar y trabajar, hacer dinero y más dinero. En realidad trabajar, trabajar sólo lo hacían algunos, otros «vegetaban». La gente se volvió egoísta, avara, pasota, aburrida, cansada, marginadora, agresiva, «trepadora» para dominar a los otros, explotadora y aprovechada de los más débiles, indiferente ante los demás…
El cambio se produjo cuando la gente empezó a pensar en hacer un mundo más humano y feliz para los «pequeños», para sus hijos… y organizaron para ellos una gran Fiesta.
La tribu de los «Para-todo-s»
Sabían «reír con el que ríe» y «llorar con el que llora». Aquí nadie se reía de nadie. «No es lo mismo, decían, reírse de los otros que reírse con los otros»… y preferían hacer lo segundo. Sabían trabajar cuando hay que trabajar y pasarlo bien cuando se trata de pasarlo bien. Amantes del trabajo suficiente y de la fiesta. Aquí había gente responsable y alegre, optimista y solidaria, respetuosa y de la broma no pesada, todos eran capaces de poner su sonrisa para crear un buen ambiente y su esfuerzo por hacer una sociedad más justa.
Habían dado con el secreto para tener una vida auténticamente humana: Hacían cada cosa a su debido tiempo, porque hay tiempo para todo. No todos servían para todo, pero todos servían para algo; y cada uno hacía según sus posibilidades y era respetado y querido. Sabían comprender a los demás. No hacían sólo lo que les gustaba, aprendieron a gustar todo lo que hacían. Y así fueron felices.
3.° ESO. SALESIANOS MONZCSN (HUESCA)
PARA HACER
- Analizar cada tribu. ¿Hay grupos y personas así? ¿Por qué?
- Inventar una «tribu» que describa cómo es tu grupo (clase, amigos, fe, deporte, trabajo…).
- Todos sabemos dónde está el ideal de convivencia. ¿Por qué nos cuesta hacerlo realidad? ¿Cómo conseguirlo?
- Toda persona y todo grupo humano (familia, clase, amigos, trabajo, etc …) puede cambiar, superarse… ¿Qué debemos hacer para mejorar nuestro grupo? Qué puedo y voy a hacer yo?
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