Querida amiga, querido amigo: Desde que María aceptara los planes que Dios tenía sobre ella, el seguimiento de Jesucristo ha cobrado un saber y un sabor especial. Conocer lo que Dios quiere de ti puede provocarte una enorme confusión… Pues bien, si eres capaz de sumergirte en la vida de María, la llamada de Dios, a través de ella, te llegará nítida, sin interferencia alguna… ¿Quieres hacer la prueba? Te recuerdo que la llamada de Dios te debe hacer reaccionar… ¿Te atreves? ¡Adelante!
Decálogo para reconocer y reaccionar ante la llamada de Dios
El Sí que María dice a Dios es…
1. Libre. ¿O qué pensabas…? Ah, que al autoproclamarse esclava ya deja de gozar de toda libertad… No confundas libertad con libertinaje. Precisamente por ser libre, María es capaz de reconocer a Dios en su vida.
2. Humano. María no era “un querubín bajado del cielo.” Era una persona como tú y como yo. Con sus dudas, sus sueños, sus planes de futuro… Eso sí, con los pies en la tierra y el corazón mirando hacia Dios y hacia sus hermanos.
3. Arriesgado. Qué pasaría por la cabeza de María cuando el ángel la comunicó su nueva misión… No lo sabemos; lo que está claro es que decidió dar un paso adelante sin echar la vista atrás.
4. Confiado. Da sentido al punto anterior. María “se tira a la piscina” tal vez sin saber nadar, pero sabiendo, a ciencia y a corazón cierto, que Dios la iba a socorrer.
5. Silencioso. Siendo la elegida de Dios, no emite un bando para que se enteren las vecinas y puedan aplaudirla, envidiarla, admirarla. No, no; María empieza a guardar todas esas cosas en su corazón.
6. Incondicional. No es un sí pero no, un sí a medias. Dios nunca obliga, nunca impone, siempre propone… En efecto, Dios propone y María afronta su nueva misión con todas sus consecuencias (para que me entiendas y sirviéndonos del argot taurino: “María coge el toro por los cuernos”).
7. Desinteresado. Es decir, sin más interés que el de cumplir la voluntad de Dios. María no piensa en lo que va a recibir a cambio, no es “yo te doy para después obtener…”
8. Generoso. No es una llamada en la que María se mire exclusivamente “su propio ombligo.” Ella se da cuenta de que en su decisión entra en juego la vida de muchas personas.
9. Amoroso. Para responder a la llamada de Dios ha tenido que haber “un flechazo.” En su relación con Dios en la sinagoga, en su casa de Nazaret, con sus amigas y paisanos, María ya escuchaba la voz de Dios y sentía su presencia. El sí es “la guinda” a la llamada.
10. __________________. Te toca a ti poner el sí que más se asemeje en tu relación con Dios. El sí con el que quieres responderle. Y no vale eso de “yo no he oído su llamada, yo no valgo para cura, monja o misionero…” Dios llama a seguirle en cualquier estado de vida y cualesquiera que sea tu trabajo, tu entorno o tus planes de futuro…
Lo que está claro es que Dios eligió a María, hace más de dos mil años, para llevar a cabo su plan de salvación… Y hoy, en este preciso momento, te ha escogido a ti para continuar su misión.
José María Escudero