“Pestar”, El poblado de los caracoles

1 marzo 1997

[vc_row][vc_column][vc_column_text]El poblado de Pestar es una de las mayores y de las más importantes ciudades de los cara­coles en muchos kilómetros a la redonda, en la zona del Amazonas. Allí vive una familia com­puesta por papá caracol, mamá caracol y dos hijos que les ayudan en las tareas del campo; el mayor se llama Daniel y el pequeño Sergio.

Los dos se dedicaban a vender hojas. Sergio vendía más hojas y ganaba más dinero que su hermano Daniel.

Un día, mientras iban a vender a un poblado cercano, un humano descuidado, pisó el capa­razón de Daniel y se lo rompió, perdiendo toda su mercancía. Sollozando fue a su hermano, que se había enriquecido con las ventas, y le pidió dinero para comprarse un caparazón nuevo y poder pagar la mercancía perdida. Pero su hermano que era muy avaro, se negó. Daniel, tris­te, marchó a ver a su amigo el molinero; de camino se le apareció su gran «Desdicha» y Daniel, con lágrimas en los ojos, le pidió que se hiciera más pequeña que su ojo; la «Desdicha», vien­do la injusticia de la situación, cumplió su deseo. Desde ese momento comenzaron a irle bien las cosas y se hizo casi tan rico como su hermano.

Sergio, al enterarse de lo sucedido, fue a su casa y le preguntó el porqué de ese cambio tan grande en su vida. Daniel se lo contó todo y al día siguiente, Sergio, quemó aposta su mercan­cía y se puso a llorar para que se le apareciera su «Desdicha». Y esto es lo que pasó: La «Des­dicha», viendo que Sergio fingía, le dijo:

– Ya que me has estado buscando tanto, me has encontrado y no voy a separarme nunca más de ti.

La «Desdicha», haciéndose cada vez más grande, desapareció. A partir de ese día, a Sergio le sucedía una desgracia tras otra y empezó a empobrecerse poco a poco. Daniel al enterarse fue a ayudar a su hermano, demostrándole que no le guardaba rencor por no haberle ayudado cuando él lo necesitaba. Daniel le ofreció su ayuda y desde entonces lo han compartido todo.

Vicente Aguilar Domingo (14 años)

PARA HACER

  1. 1. En primer lugar, entre todos, se trata de definir la «Desdicha» (buscando en diccionarios, co­mentando otros ejemplos, etc.) y cuantos sinónimos puedan servirnos para identificarla. A continuación, comentamos la historia/parábola.
  2. ¿En qué situaciones hemos echado una mano a un amigo/a? Contar ejemplos y describir có­mo se sintió cada uno en tales acciones.
  3. Realizar una «encuesta en la calle», buscando la opinión de la gente sobre «la existencia o no de la suerte en la vida» y, en su caso, acerca de «cómo conocieron la suerte». Analizar los re­sultados de la misma.
  4. «El amor es la única cosa que crece cuando se reparte»: comentar la frase y tratar de extraer consecuencias para la vida diaria personal y del grupo.

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