Vivimos –y vamos a vivir– en un estado de cambio permanente. «No cambies nunca», se dicen los amantes. Pero la biografía es siempre evolutiva: se alteran las situaciones, se modifica la fisiología, se adquieren nuevos hábitos, las actitudes se transforman… También al principio de curso nos hacemos promesas de cambio: nosotros queremos cambiar. O necesitamos cambiar. O deseamos que algunas cosas no cambien… ¿Cuál es el manual de instrucciones para cambiar en lo que soy o en lo que hago? Veamos las preguntas sensatas que debemos hacernos antes de emprender un cambio y algunos consejos prácticos para llevarlo a cabo. Lo tomamos del dossier «Quiero cambiar» de Quo (68, mayo 2001, 72-84), elaborado porJosé Antonio Marina. Suya es también la metáfora del cambio.
Preguntas antes del cambio
- ¿Qué es lo que de verdad me gustaría cambiar en mi vida?
- ¿Cuál es su grado de importancia? ¿Por qué?
- ¿He pensado que todo puede deberse a un error de perspectiva?
- ¿En qué sería diferente mi vida si consigo cambiar?
- ¿Qué necesitaría cambiar o hacer para conseguir mi meta?
- ¿Estoy realmente dispuesto a realizar ese cambio?
- ¿Me siento capaz de hacerlo? ¿Sólo o con ayuda?
- ¿Cómo sabré que lo he conseguido? ¿Qué pruebas lo harán vidente?
- ¿Estoy dispuesto a intentarlo otra vez si fracaso?
Consejos para el cambio
- Define tu problema: ¿Qué tengo que saber sobre esto? ¿Qué tengo que hacer?
- Toma plena conciencia de tus sentimientos apropiados e inapropiados.
- Libérate de la tiranía de los «debo» injustificados como «Debo ser perfecto» o «Debo ser aceptado por todos» o «Debo triunfar».
- Olvida tu «espantoso» pasado. Recuerda que no estás determinado por él inmediatamente.
- Cuestiona tus creencias irracionales.
- Niégate a que te perturbe lo que hiciste mal. El mejor arrepentimiento no consiste en autoinmolarse, sino en intentar reparar los daños y en poner los medios para que no vuelva a suceder.
- Si el origen de los problemas es real, intenta resolverlos y no te contentes simplemente con un cambio de estado afectivo.
- No hay cambio profundo sin esfuerzo y práctica. Cambiar es como aprender una nueva lengua
- Actuar es mejor que analizarse.
- Reconoce, identifica y aprueba las cosas que haces bien. Y si recaes, inténtalo de nuevo.
Metáfora del cambio
Dirigimos nuestra vida como si fuéramos patrones de un velero. No podemos elegir el oleaje, ni los vientos, ni la eslora del barco. Sólo podemos elegir el rumbo y manejar con destreza las velas y el timón. Pero es suficiente. Deseamos que el viento sople a vuestro favor pero, si soplara de frente, tendremos que aprender a navegar a barlovento, plantando cara al viento en contra.