Volvemos a mirar hacia atrás, hacia aquella primavera del Mayo francés. Lo que en el 68 fueron proclamas revolucionarias, mal digeridas en el 78, se convirtieron en eslóganes publicitarios en el 88. Treinta años más tarde, se puede establecer un paralelismo claro para descubrir cómo los vientos soplan en otra dirección:
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Las comparaciones podrían seguir. Lo que está claro es que la realidad ha cambiado. Y ahora andamos llenos de preguntas y faltos de respuestas. Por eso regresan los gurus o volvemos a mirar, no treinta años atrás, sino tres mil o más años.
Por ejemplo, echamos la vista atrás al Bhagavad-Gita, que es considerado como el evangelio del hinduismo. Significa La canción de Dios y es uno de los libros más puros de la literatura religiosa mundial. En el Bhagavad-cita podemos leer el siguiente diálogo entre Dharma, personificación del deber y la virtud, que responde a las preguntas de Yudhistira cuando se lamenta, lleno de dolor, ante el cadáver de sus hermanos.
-¿Qué camino lleva al cielo?
-El de la verdad.
-¿Cómo podemos encontrar la felicidad?
-Mediante la conducta correcta.
-¿Qué debemos dominar para huir del dolor?
-La mente.
-¿Cuándo somos queridos?
-Cuando no tenemos vanidad.
-¿Cuál es la más maravillosa de las maravillas del mundo?
– El Hecho de que una persona crea, aun viendo a todas las personas morir en torno a sí, que no morirá.
-¿Cómo se llega la verdadera religión?
-No por el debate, ni por los libros, ni por la doctrina. Todo eso poco ayuda. El camino de las religiones es el trazado por los santos.
Ante un nuevo curso, habrá que tener en cuenta todo esto para formular buenas preguntas que lleven a buscar nuevas respuestas y para ofrecer buenas propuestas que hagan formular nuevas preguntas. Y si miramos hacia atrás, es sólo para buscar el camino del futuro.