Las francesas llevan más faldas, tacones altos y escotes generosos que la media de las europeas. En general, también van más maquilladas y perfumadas. Solo hay que pasearse por París para comprobarlo. Ahora que la primavera se encuentra en plena eclosión y las temperaturas se han vuelto practicables, las piernas florecen en la calle como la vegetación en los jardines.
No ocurre lo mismo en las escuelas e institutos públicos, donde la mayoría de las chicas recurren al pantalón y los zapatos planos para no llamar la atención de sus colegas masculinos. Confiesan tener miedo a ser objeto de violencia verbal o, incluso, de asedio físico. Se trata de un fenómeno bastante reciente, atribuido al incremento de la violencia y del sexismo alimentados por internet. Gracias a la moda de filmar peleas o bromas –normalmente de mal gusto– con el móvil y colgarlas luego en la red, temen convertirse en el hazmerreír de los internautas. Así que las faldas se guardan para el fin de semana o las vacaciones.
La constatación de esta autocensura ha llevado a algunos centros a reaccionar, instaurando la Primavera de la falda y del respeto. Durante 20 días, las jóvenes están invitadas a acudir a las clases sin que escondan las piernas. Paralelamente, se celebran varios seminarios sobre la igualdad entre sexos. «La falda es un símbolo», puntualiza Julie Gaguant, portavoz de la asociación Libertés et couleurs (Libertades y colores), que se encuentra tras la organización de las jornadas reivindicativas.
Todo empezó en el 2006 durante una clase del liceo d’Ille et Vilaine, en el norte de Francia. El profesor preguntó a los adolescentes de qué querían hablar. Le respondieron que de las relaciones amorosas. Para sorpresa del docente, las chicas confesaron que no podían vestirse como querían porque los chicos las insultaban. Así nació la asociación y se instauró El día de la falda, que precisamente es el título de una película en la que Isabelle Adjani encarna a una profesora de instituto en un barrio conflictivo. Totalmente desbordada por sus alumnos –entre ellos dos jefes de banda callejera–, decide secuestrarlos a punta de pistola para exigir respeto y cuestiones aparentemente banales como el derecho a llevar ropa femenina.
El estreno del filme –el pasado 20 de marzo–, dirigido por Jean-Paul Lienfeld en el canal Arte cosechó 2,24 millones de espectadores. Un récord absoluto para este canal habitualmente minoritario. Aparte de marcar el retorno de Adjani a la pantalla, la película aborda un tema candente, en el que la ficción entronca con la cruda realidad. «Sobre la forma en que se comporta una clase no exagera nada», reconocen los propios estudiantes.
Antes de que el debate llegara al cine, el movimiento de rechazo a la tiranía machista en las aulas se extendió y, en el 2008, la jornada de autoafirmación femenina se transformó en la Primavera de la falda. Más de 17.000 estudiantes han participado en la edición de este año. Otros centros han anunciado su adhesión para la próxima temporada. En la escuela laica y republicana, mostrar las piernas se ha convertido en un gesto contestatario.
Elianne Ros
El Periódico, 18/4/2009
Para hacer
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- ¿Qué sucede entre nosotros? ¿Por qué?
- Abordamos la noticia desde el machismo. ¿Qué nos parece? ¿Qué podemos hacer? (Ver la imagen de este mismo número de Cuaderno Joven.)