[vc_row][vc_column][vc_column_text]»Orar es perder gratuitamente tu tiempo ante Él. Es la gracia de estar alegre con Él y percibir su presencia».
Aquí vengo, ante ti, Señor, con todo el tiempo para mí, con todo el tiempo para ti. Quiero percibir tu presencia.
Sé que estás donde estoy, pero te tengo que buscar.
Sé que estás donde te busco,
pero siempre me llevas a otro lugar.
Sé que estás en la vida, a mi alrededor, pero me pides encontrarte más allá.
Sé que estás en mi corazón,
pero me haces salir hacia los demás.
Y esta tu presencia me llena de gozo y de alegría y de paz…
Aquí vengo ante ti, Señor,
y aquí me quedo, ahora, sin prisas, con todo el tiempo para mí, saboreando tu acción en mi vida, gustando de tu acción en los hermanos.
Esta oración puede transformarse en un encuentro de oración dejando tiempo suficiente para concretar y vivir en silencio lo que se dice en cada una de sus estrofas.
Recuerdo a quienes me han hecho el bien… Gracias, Señor, por cada uno,
gracias por cada gesto de su amor.
Recuerdo a quienes hacen el bien a los demás… Gracias, Señor, por su presencia
que te hace a ti presente.
Gracias por cada gesto de su amor.
Recuerdo a quienes esperan de mi acción… Gracias, Señor, por su presencia
que me llama a ser buena noticia y me invita a ser gesto de amor.
Recuerdo a todos ellos
y vivo tu fuerza presente entre nosotros.
Aquí estoy ante ti, Señor, con todo el tiempo para mí, con todo el tiempo para ti. Ayúdame a hacer presente tu presencia de amor.
HERMINIO OTERO
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