RESUCITAR CADA MAÑANA

1 abril 2013

Si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda infecundo;

Pero, si muere, dará fruto abundante (Jn 12, 24)

Señor, hoy vengo a tu presencia

y vengo dispuesto a nacer de nuevo.

Dios de la Vida y de la Resurrección

escucha mi plegaria:

 

Quiero morir a mi egoísmo,

el que no me deja ver más allá de propio ombligo.

Quiero morir a mi cumplimiento,

el que me lleva a cumplir interesadamente y a mentir.

Quiero morir a mi desesperanza,

la que me mantiene en vida como un enfermo terminal.

Quiero morir a mi indiferencia

la que me apaga el corazón y la conciencia ante mis hermanos más necesitados.

Quiero morir a mi desamor,

el que me convierte en un guerrillero y a mi mundo en un campo de batalla.

 

Señor, hoy vengo a tu presencia

y vengo dispuesto a nacer de nuevo.

Dios de la Vida y de la Resurrección

escucha mi plegaria:

 

Quiero nacer a una vida nueva

para encontrarte en mi hogar, en mi trabajo, en mi colegio…

Quiero nacer a una vida nueva

para reconocerte en los hermanos que Tú pones en mi camino.

Quiero nacer a una vida nueva

para verte en tantísimos acontecimientos en los que Tú te haces presente.

Quiero nacer a una vida nueva

para descubrirte en los regalos y oportunidades que Tú me brindas cada día.

Quiero nacer a una vida nueva

para sentirme vivo, amado, elegido, enviado.

 

Señor, hoy vengo a tu presencia

y vengo dispuesto a nacer de nuevo.

Morir cada noche como hombre viejo

y resucitar cada mañana como hijo nuevo y predilecto de Dios.

J.M de Palazuelo

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