Secretos del corazón

1 abril 1998

[vc_row][vc_column][vc_column_text]»La película narra el descubrimiento de la vida por parte de un niño, cómo va tomando concien­cia del mundo de los adultos, de la mentira, del amor, de la amistad y el sexo. Cuando eres peque­ño tienes pavor a lo desconocido y magnificas las cosas y, conforme van creciendo, ves que eso que te parecía tan misterioso es algo cotidiano y nor­mal».

Estas palabras de Montxo Armendóriz pueden servirnos perfectamente para ubicar el itinerario emotivo y vital que de forma extraordinariamente sensible recorre la obra que comentamos. En el fondo, Secretos del corazón describe la dura senda que separa el mito de la realidad en el proceso de crecimiento de las personas. El mundo, concebido en la infancia como un brumoso y excitante terri­torio, como una sucesión de prodigios más o me­nos inexplicables, tan atrayentes como terribles, va cobrando a los ojos de Javi -el niño protagonis­ta de la película- su justa dimensión, hasta dibujar unos contornos en los que el dolor y el conoci­miento sustituyen al miedo y donde los entresijos del corazón humano se revelan como los soportes verdaderos de todos los misterios que alimentan la vida.

Este proceso iniciático está presentado en la pe­lícula a través de una serie de sucesos, elementos e instantes simbólicos de extraordinaria eficacia que constituyen lo más valioso de la obra. Hay al­gunos de carácter estructural que organizan el discurso. Entre ellos destacan dos:

  • La representación teatral del cuento de Garbanci­to, que sirve de irónico comentario a la historia de Javi. Mientras en la representación, de corte clara­mente maniqueo y moralista, Garbancito-Javi se arrepiente de abandonar el colegio para recorrer un misterioso bosque y sigue siendo, por tanto, Garbancito-niño eterno; en la historia real de nuestro protagonista, la ruptura de las normas y el hecho de asumir el reto personal de adentrarse en soledad hasta el centro de lo desconocido le permiten crecer y abandonar, ya para siempre, el reino mágico de las leyendas. Recordemos que, como colofón sarcástico a este relato invertido de las aventuras de Garbancito que es la historia de Javi, la representación del cuento culmina con su expulsión del colegio, precisamente por defender a su hermano (el Mago de la obra de teatro) quien le ha guiado en su aventura hacia la madurez.
  • Losmomentos cruciales en su particular aprendi­zajede la vida coinciden con la celebración de la Semana Santa en el pueblo: los Oficios y las tradi­ciones con las que se conmemoran los Misterios sa­grados actúan de sagaz reflexión y de poético re­flejo de esos misterios humanos.

Además de estos dos ejes organizadores, exis­ten otros motivos con una misma intención sim­bólica: el puente sin baranda sobre el río, que Javi sólo se atreve a cruzar cuando ha tenido acceso y ha tolerado el deslumbrante misterio del amor y de la sexualidad humana encarnado en la figura de su tía; la tela de araña que destruye en el mo­mento en el que el terror infantil a lo oculto es su­plantado por la confianza y la seguridad asentada en lo presente; la habitación donde murió en ex­trañas circunstancias su padre, que sólo puede ser recorrida sin temor cuando al fin la muerte y el sufrimiento han sido asumidos como realidades incontestables de la existencia… Entre todas estas imágenes que apuntan el discurrir del argumento hay una que pasa relativamente desapercibida y que, sin embargo, condensa a la perfección los in­tereses temáticos nucleares de esta obra: me refie­ro a ese momento en el que Javi y su amigo Carlos exploran una extraña casa donde, según se dice, se cometieron hace años una serie de crímenes ho­rribles. En la escalera de entrada a la mansión hay una extraña escultura de metal, con un ser mitoló­gico labrado en ella. Debajo se encuentra, según insinúa Juan, el hermano mayor de Javi, la clave del misterio de la casa. Cuando Javi se atreve por fin a levantar la figura, observamos algo sorpren­dente: allí, efectivamente, se esconde la llave. Pero Javi apenas presta atención a ese detalle. Su mira­da se detiene en la base de la figura: su forma es la de un corazón.

Javi, a lo largo de la película, busca con su mira­da indagadora y despierta llaves portentosas para acceder a las respuestas, a los pequeños e incom­prensibles tesoros de la realidad. Pero paulatina­mente reconoce que las llaves, como los conjuros, sólo existen e interesan en el reino de los cuentos. Para enfrentarse a la vida, para franquear las puertas de sus misterios, sólo cuenta el ser huma­no con su propia esencialidad: el corazón tal vez sea la única llave de la vida y, probablemente, además, la única cerradura.

 

Jesús Villegas

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