Señor, bendice mis manos

1 julio 2001

Señor , bendice mis manos

para que sean delicadas

 y sepan tomar

sin jamás aprisionar,

que sepan dar sin calcular

y tenga la fuerza de bendecir y consolar.

Señor,  bendice mis ojos

para que sepan ver la necesidad

 y no olviden nunca

lo  que a nadie deslumbra;

que vean detrás de la superficie

para  que los demás se sientan felices

 por  mi modo de mirarles.

Señor, bendice mis oídos

 para que sepan oír  tu Voz

y perciban muy claramente

 el grito de los afligidos;

que sepan quedarse sordos

 al  ruido inútil y la palabrería,

pero no a las voces que llaman

 y piden que las oigan y comprendan

 aunque turben mi comodidad.

Señor, bendice mi corazón

 para que sea templo vivo  de tu Espíritu

y sepa dar calor y refugio;

que sea generoso en perdonar y comprender

 y aprenda a compartir dolor y alegría

con un gran amor.

Dios mío, que puedas disponer  de mí

con todo lo que soy, con todo lo que tengo.

 

SABINE NAEGELI

Comentario

Pedimos a Dios que nos bendiga a nosotros, para que nosotros mismos podamos ser instrumentos de bendición. Bendecir es una actitud profunda, que va más allá de nuestros sentidos. Es toda nuestra per­sona la que es bendecida por Dios, y, a través de nosotros, se prolonga su amor hacia los demás. En es­ta oración, bendecir significa desear y querer el bien para todos. Que nuestras manos bendigan y con­suelen; que nuestra mirada haga felices a los demás; que nuestros oídos estén atentos a la voz de Dios y al grito de los que sufren; que nuestras palabras alivien. Pedimos a Dios que disponga de nosotros y amemos a todos generosamente y sin condiciones.

 

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