Al inicio del curso escolar, las instituciones educativas se proponen unos objetivos hacia los cuales caminar durante todo el curso que comienza.
Esos objetivos, si somos creativos y tenemos energía e ilusión suficientes, no serán una mera repetición de los del curso anterior sino que, a partir de una evaluación seria y responsable, se ampliarán y se concretarán o incluso supondrán un nuevo camino, clarificado por la experiencia del año anterior.
Objetivos concretados en un lema
La concreción de esos objetivos (generales y específicos, desde la denominación clásica) nos ocupan un sinfín de reuniones y horas. Lo que no se puede hacer es perder todo ese tiempo y no contagiar al resto de la comunidad educativa de esa reflexión que iniciamos a principios de curso. De ahí, que nuestra propuesta, que es la de la mayoría de los centros educativos, sea que toda esa reflexión se concretice en un lema para todo el curso que nos ayude a saber cuál es el horizonte de nuestro curso escolar ahora iniciado. Saber qué nos proponemos es interesante, pero es de vital importancia que lo sepa toda la comunidad educativa.
Construcción del lema
Desde hace ya varios años, en la provincia religiosa salesiana de Santiago el Mayor se elige un objetivo general para todos los ambientes. El objetivo se escoge a partir de los acontecimientos que nos pueden afectar: del mundo (años internacionales, por ejemplo), del estado o del país, de nuestra iglesia o congregación etc. Una vez que se tiene claro el objetivo, un equipo con filólogos (importante) redactan varias propuestas de lema que se elige democráticamente entre los distintos equipos de educadores de los distintos ambientes. El Consejo provincial aprueba el más votado.
Explicación del lema
Con el lema redactado se busca en el ambiente provincial o local una persona que pueda hacer una breve explicación de él.
En un colegio, por ejemplo, pretendemos darlo a conocer a las familias de nuestro alumnado, al profesorado y personal de administración y servicios, y también a todos los alumnos y alumnas del centro.
De ahí que no solamente “leamos” el lema sino que intentamos “sacarle todo el jugo” explicando todo lo que hay por debajo de una frase bonita.
Los momentos pueden ser: el claustro inicial de curso para el profesorado y PAS; las tutorías del mes de septiembre para el alumnado; y en las reuniones del primer trimestre para las familias. Lógicamente usaremos distintas metodologías en cada caso: la palabra, una fotocopia, un “punto poderoso” (power point) o un cartel motivador, por ejemplo.
Un detalle: el cartel
Desde hace ya varios años un profesor de un centro educativo de la provincia nos regala al resto de centros un dibujo a todo color y con mucha vida del lema escogido.
Ese dibujo aparecerá en las carteleras del patio, de las aulas y de la portería, en las orlas de clase… No nos abandonará en todo el curso… y será un elemento identificativo del curso.
Otro detalle: sublemas para cada mes
Con gente joven no es bueno repetir lo mismo todo el año. Se puede incidir en el corazón del lema con nuevas redacciones. Ponemos como ejemplo el lema y los sublemas empleados en el curso pasado:
Lema: Hagamos realidad el sueño de Don Bosco.
Sublemas de los meses: El sueño de la acogida (septiembre). El sueño del compromiso – DOMUND (octubre). El sueño de la convivencia (noviembre). El sueño de la fraternidad -OK- Navidad (diciembre). El sueño de la ilusión – Don Bosco (enero). El sueño de la justicia – Manos Unidas (febrero). El sueño de la vida auténtica – Pascua (Marzo). El sueño de la escucha -Vocacional (Abril). El sueño de la ternura – Mª Auxiliadora (mayo). El sueño de la amistad (verano)
Utilizar el marketing en pastoral es un buen camino, pero, por favor, ¡marketing social con código de conducta…!
Xulio C. Iglesias