¿Me has llamado, Señor?
Cada noche me pregunto
si algún día oiré tu voz…
¿Cómo sabré que eres Tú?
No sé si te presentarás como un amigo
o si me llevarás contigo a otro lugar.
Muchas veces intento poner atención
y tratar de escucharte pero
el silencio lo llena todo y
sólo oigo esa voz interna
que me acompaña cada día.
Sé que estoy en el mundo por algo
y debo descubrir ese motivo.
No es fácil
pero tengo toda una vida por delante.
Trato de adivinar
qué es lo que quieres de mí,
de mi persona.
¿Qué puedo darte yo si
tan sólo soy una adolescente que
lucha por pequeños ideales?
¿Acaso eres Tú esa voz misteriosa?
Se me hace difícil pensar en todo esto pero
no puedo evitar estar un poco asustada
respecto a la vida y la muerte.
Es como… como si estuviera
sola y perdida en el océano,
sin una salida visible, sin un barco amigo.
Sólo la esperanza permite que siga en pie,
sólo la fe en otra vida me mantiene despierta.
No puedo dejarme llevar por el pensamiento
de una existencia limitada, mortal:
un paseo y… todo se acabó, terminó,
como si de un sueño se tratara.
¡No es posible!
Me volvería loca creyendo esto.
Estaré despierta para lo que quieras,
pero siempre tendré la duda de si me llamaste y no oí tu voz.
MERCEDES, 16 AÑOS (SALAMANCA)