Vacaciones de verdad

1 julio 2008

Vuelven las vacaciones, un tiempo muy oportuno para disfrutar el personalmente (tiempo más distendido para todo), en grupo (encuentro con otras personas) y en familia (recuperación del tiempo que no dedicamos a los seres queridos durante el año a causa del trabajo o por otras ocupaciones). Y también es un tiempo que podemos dedicar a los demás, comenzando siempre por los más cercanos. Además, durante ese tiempo es importante poner en marcha algo profundamente enraizado en el ser humano: el sentido lúdico de la vida. El juego nos ayuda a expresarnos y nos proporciona una vía de escape para luchar contra la ansiedad y las frustraciones. Y la forma de vivir las cacaqciones puede hacer que las convirtamos en un tiempo de ciencia ficción. Así lo dice y lo propone la siempre sugerente Mari Patxi Ayerra:

“Quiero recordarles que el verano está a un paso y yo este año no quiero que se me escape casi sin enterarme. Así que, influida por la Second Life, esa moda informática de inventarse una segunda vida, me lo voy a montar como si fuera un verano de ciencia ficción, el que siempre he deseado vivir, o el último que fuera a disfrutar.

Comenzaré por tomarme mi tiempo para planificarlo, regalándome una jornada de reflexión, como si de unas elecciones se tratara, para hacerme mi miniproyecto vital veraniego. Concretaré todo lo más posible, para que no se me escape la vida por los poros de los sueños.

Me escaparé sola a un lugar apartado, que podría ser mi cuarto de estar, el campo, o un parque y pediré al Señor ayuda para no malgastar mi vida.

En mi verano incluiré, gozaré y alargaré:

  • Ratos de ternura familiar.
  • Partidas de cartas.
  • Tertulia sin precipitaciones domésticas.
  • Paseos sola y acompañada.
  • Cenas compartidas y sencillas con todo tipo de amigos.
  • Visitas despaciosas a mi ciudad.
  • Ratos denohacernada.
  • Cartas y telefonazos a la gente que quiero.
  • Lecturas nutricias.
  • Ejercicio físico.
  • Contemplación.
  • Sueño reparador.
  • Risas y carcajadas.

Y, a menudo, procuraré tomarme un minuto de vacaciones para sentirme habitada por Dios que aquieta mi mente, sosegándola y dinamizándola para no olvidarme de los otros.

Me estoy dando cuenta de que no necesito ni salir de viaje para lograr todo esto… ¡Qué gozada!”

La gozada puede ser mayor si hacemos caso también de la múltiples propuestas que ofrecemos en este número de Cuaderno Joven: textos, tema, decálogo, recursos… Aquí tenemos una oportunidad más de vivir lo que no vivimos en otros momentos del año.

Cuaderno Joven

 

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