Tiempo de oración, tiempo de Dios

26 septiembre 2019

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Como cada año, el Movimiento Juvenil Salesiano de España ofrece alguna actividad para jóvenes a nivel estatal. Este año hemos tenido la oportunidad de participar de un TIEMPO DE ORACIÓN, en la población de Egino, en Álava.

Del 9 al 15 de agosto, nos juntamos 9 personas provinentes de toda España para disfrutar de unos días de interioridad, oración, paz, harmonía y, sobre todo, encuentro con Dios. Y es que si algo remarcábamos todos los participantes de esta experiencia ha sido el encuentro con Dios que hemos tenido cada uno de nosotros a nivel individual y en la comunidad que hemos formado.

Durante esos días, Dios no ha hablado desde la belleza de la creación, desde la magnífica acogida que nos hicieron las hermanas Mercedarias de la Caridad en su casa de oración Haitzur, desde los momentos personales que tuvimos para reflexionar y pensar, des de las eucaristías compartidas y llenas de emoción, y desde el sentimiento de fraternidad entre los participantes.

Los días tenían una estructura parecida. Iniciábamos las mañanas con un momento de oración, momento tranquilo y poniendo en manos de Dios nuestro día. Después de desayunar, nos presentaban preguntas de la Biblia, que nos servían como guía para nuestro momento de “desierto” y reflexión personal. A primera hora de la tarde, trabajábamos los sentimientos y las emociones que encontramos en los salmos, como vía de comunicación con Dios. Después de la merienda, hacíamos lectio divina, que acababa con la celebración de la eucaristía para poder poner todo nuestro trabajo en manos del Señor. Y ya por la noche, un momento más distendido para poder comunicar cómo nos encontrábamos y nos estaba yendo la experiencia.

No sin olvidar, el día de “desierto” por la naturaleza, que se caracterizó por la celebración del sacramento de la Reconciliación y una eucaristía con unas vistas envidiables.

Así pues, han sido unos días que nos han marcado, que no nos han dejado indiferentes, que nos han ayudado a establecer relación con Dios, notar su presencia y su cariño. Hemos creado una pequeña, pero gran familia entre todos nosotros, 9 personas desconocidas, que han estrechado lazos y hemos sido como aquellas primeras comunidades. ¡Una experiencia recomendable al 100%, que el próximo año no te la puedes perder!

Julio Pedraza Maraver (MJS)

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