Mensaje del Rector Mayor a los jóvenes en la fiesta de
Don Bosco (31 de enero de 2017)
Mis queridos jóvenes de todo el mundo salesiano, queridas muchachas y muchachos: recibid mi saludo de amigo, de hermano, de padre -en nombre de Don Bosco-, al hacerme presente ‘llamando a las puertas de vuestras vidas’ con motivo de la fiesta de nuestro Amado Don Bosco.
Hace unos días el Papa Francisco escribía una carta a los jóvenes con motivo de la presentación del documento que servirá para preparar la XV Asamblea General Ordinaria del Sinodo de los Obispos que se celebrará en octubre del año 2018. Al inicio de dicha carta el Papa os dice que “ha querido que fuéseis el centro de atención porque os lleva en el corazón”. Puedo aseguraros que yo mismo sé, por propia experiencia personal, lo que significa llevaros en el corazón y desear todo el bien para vosotros, aunque en muchos casos todavía no nos hayamos podido saludar personalmente.
¿Sabéis una cosa? Muchas veces, cuando me encuentro con jóvenes del mundo y tengo que hablaros, me gusta pensar qué es lo que Don Bosco, en nombre de Jesús, querría deciros.
Y, aún siendo consciente de que es grande la diversidad entre todos vosotros, según los países y continentes en los que vivís, diversidad según las culturas, diversidad según las miradas de quienes os preparáis para la vida con vuestros estudios de formación profesional o capacitación para el trabajo, y quienes estáis en los estudios universitarios; muy diversa la realidad de quienes tenéis medios humanos y económicos para desarrollar vuestras potencialidades y la realidad de aquellos otros jóvenes que tienen muchas menos oportunidades etc., siempre vuestros jóvenes corazones tienen tanto en común, son tan parecidos a pesar de las diferencias, que por eso creo que puedo deciros algo a todos, allá donde os encontréis.
Mi mensaje hoy está en total sintonía con lo que en ocasiones os ha pedido el Papa Francisco: “Yo tengo confianza en ustedes, jóvenes, y pido por ustedes. Atrévanse a ir contra corriente”.
Somos muchos los adultos que confiamos plenamente en vosotros. Yo soy uno de ellos, mis queridos jóvenes, y os animo a que seáis valientes en vuestras vidas. Os animo a que tengáis la fuerza de ir ‘contracorriente’ cuando la llamada a la fidelidad, a vosotros mismos y a Jesús, resuene con fuerza en el interior de vuestro corazón.
El mundo de hoy os necesita. Necesita de los grandes ideales que son propios de vuestra juventud y de vuestros sueños juveniles. El mundo necesita, más que nunca, jóvenes llenos de esperanza y de fortaleza que no tengan miedo a vivir, a soñar, a buscar una profunda y verdadera felicidad en la que Dios habite en vuestros corazones. Jóvenes que se sientan atraídos por el compromiso y que sean capaces de comprometerse y amar “hasta que duela”, como dijo en su día Madre Teresa de Calcuta, hoy santa. Jóvenes capaces, desde vuestro compromiso, de donar vuestro tiempo y donaros vosotros mismos.
Y porque hay también muchos jóvenes ‘cansados, aburridos o desencantados’, o que sencillamente nunca se entusiasmaron con nada, jóvenes muy débiles y frágiles, es por eso que necesitan de otros jóvenes, vosotros, que hablando de la vida y con el mismo lenguaje vital, les muestren que hay otros caminos y posibilidades; jóvenes que los ayuden a entender realmente que huir de los desafíos de la vida no es nunca la solución, y que, incluso como verdaderos ‘discípulos-misioneros’, los ayuden a descubrir a Jesús en sus vidas y a creer en Él. Un Jesús, por cierto, que ‘no os vende humo’, sino que ofrece Vida, de la auténtica, de la suya, Él mismo.
Pienso mis queridos jóvenes que algo así de sencillo podría deciros Don Bosco en este 31 de enero del 2017, con palabras y lenguaje de hoy, así como os lo dice también el Papa en la mencionada carta: “No tengáis miedo… Un mundo mejor se construye también gracias a vosotros, a vuestro deseo de cambio y a vuestra generosidad. No tengáis miedo de escuchar al Espíritu que os sugiere elecciones audaces, no tardéis cuando vuestra conciencia os pide arriesgar para seguir al Maestro”.
Deseo de todo corazón que sea así para vosotros. Que arriesguéis siempre que se trate de Jesús y del Padre Dios en vuestras vidas. Nunca os faltará su Presencia por medio del Espíritu y será segura garantía de vuestro camino humano de felicidad.
Con verdadero afecto os saludo deseándoos una feliz fiesta de Don Bosco y la protección siempre materna de nuestra Madre Auxiliadora.
Ángel Fernández Artime, sdb, Rector Mayor